Urbina desarrolla su obra partiendo desde unos planteamientos racionales iniciales, donde el resultado formal fotográfico no es el único objetivo, sino un medio para conseguir establecer una narración abierta, dejando la interpretación final al espectador. La relación entre la imagen y la palabra le incita para fotografiar lo que siente y lo que escribe, plasmándolo en pequeños poemas incluidos en sus trabajos, donde los títulos de las obras forman parte del resultado final.

“Me interesan las historias que transitan en lo común, por lo que afronto de una forma contundente, mi relación fotográfica con todos aquellos lugares y personajes que exhalen capacidad narrativa.
El retrato se convierte en piedra angular de mis trabajos, interiorizándolo y transformándolo en una herramienta más de mi propia narración, que tiene como fin último, remover al espectador que se sitúe ante mis obras”.